Hasta fines del s. XVI los sectores más activos de la economía viven momentos de gran auge. El caserío Igartubeiti de Ezkio-Itsaso, claro exponente de la arquitectura de madera de los siglos XVI y XVII nos permite acercanos al modo de vida, al ambiente que se respiraba en los caseríos. En Bergara, se conserva uno de los complementos de los grandes caseríos renacentistas, el horreo de Agarre de la primera mitad del s. XVI, utilizado como almacén de carnes, frutas y granos.
La actividad de las ferrerías es notoria en nuestro entorno, en la ferrería de Mirandaola de Legazpi cabe la posibilidad de viajar al pasado con una reconstrucción fiel del desarrollo de la actividad en esa época. Además, en Legazpi podemos visitar el molino de Igaralde, complemento necesario para el mundo de las ferrerías y conocer como se elaboraba de forma artesanal el queso y el pan, alimento básico de los ferrones tanto en el Ekomuseo del Pastoreo como en el Rincón del Pan.
Entorno a la producción de la sal, producto esencial de la Edad Media, el año 1533 se fundó en Leintz Gatzaga una compañía gremial bajo la advocación de Santa Columba y en 1542 se dispusieron unas ordenanzas para su elaboración y venta. La actividad salinera, los distintos modos de obtención de la sal, del llamado "oro blanco", se pueden conocer en el Museo de la Sal cercano al Santuario de Dorleta.